Los propósitos de año nuevo funcionan debuti.
— Nadie, nunca
Este año he decidido imitar a toda la gente lista que sigo en internet y no hacer propósitos. En lugar de eso, me he sentado un rato a pensar en todo lo que ha pasado durante 2018 y hacer balance de lo bueno, lo malo y lo mediocre; lo que se llama hacer una «retrospectiva».
Formas de retrospectivizar hay muchas. La mía ha sido coger la agenda del año pasado y repasarla desde enero hasta diciembre, recordando —como buenamente he podido— todo lo que he hecho y apuntando movidas en dos columnas:
- Las cosas que me hacían olvidarme del móvil.
- Las cosas que me hacían mirar el móvil con frenesí.
Y ya está.
Ahora la idea es hacer más cosas de la columna 1 y menos de la columna 2, hasta que la segunda columna desaparece y tú te conviertes en un vórtice de arcoíris, luz, color, y truños de unicornio.
Feliz año, gente.